Ernesto Silva

Nunca es tarde para defender las ideas de la libertad

Por: Ernesto Silva | Publicado: Miércoles 26 de marzo de 2014 a las 05:00 hrs.
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Recuerdo muy bien cómo los empresarios chilenos decían durante la campaña presidencial del año pasado que estaban muy tranquilos ante un eventual gobierno de Michelle Bachelet. No les preocupaba mayormente la reforma tributaria, pero si manifestaban inquietud por el tema constitucional. Los empresarios esperaban un gobierno de centroizquierda razonable, enfocado en la protección social pero consciente de la necesidad de mantener reglas del juego estables basadas en una economía que crece.

En algo más de diez días de gobierno, el mundo empresarial se encontró con algo que no esperaba pero que los partidos de derecha habían advertido con creces: Bachelet lidera una coalición de izquierda radicalizada, que arrasa por razones políticas con trabajadores del sector público sin compasión, que tiene los votos en el Congreso para imponer cambios en muchas áreas, y que no está dispuesta a dialogar genuinamente sino a pasar una aplanadora -y retroexcavadora- legislativa en base a su programa.

Si se revisa lo que ha sido el arranque del gobierno, el balance respecto de la capacidad de crecer y desarrollarse de nuestro país deja serias dudas e inquietudes.

En materia de actitud ante los temas internacionales, la posición del nuevo gobierno ante la Venezuela de Maduro ha sido decepcionante. Las enormes violaciones a los derechos humanos han sido pasadas por alto en la práctica para manifestar antes la preocupación por la supuesta “desestabilización de la democracia venezolana”. Simplemente inentendible.

En lo que tiene que ver con los despidos, lo que ha hecho este gobierno es lamentable. Una cosa razonable es conformar los equipos necesarios para implementar un programa de gobierno, colocando en posiciones de confianza a directivos afines a la coalición que llega al gobierno. Pero una cosa distinta es arrasar con todos por el solo hecho de pensar distinto o haberse quedado en sus cargos públicos durante un gobierno de centroderecha. A mayor abundamiento, la nueva izquierda ha desmantelado el Sistema de Alta Dirección Pública, removiendo sin compasión de sus cargos y sin previa evaluación a una cantidad enorme de altos directivos seleccionados por concurso en base al mérito. Es entendible que se quiera remover a los directivos después de evaluarlos, pero eso no existe cuando se remueve a 21 de los 29 directores de servicios de salud en un día o cuando se le pide la renuncia a los 15 directores regionales de Indap sin una conversación o evaluación de por medio. Es simplemente una lógica de pasar una aplanadora y entender el Estado como un botín en su peor expresión.

Si en los despidos la izquierda lo ha hecho mal, en materia de nombramientos lo ha hecho pésimo. Cuatro subsecretarios que no lograron asumir, cuatro gobernadores y algunos seremis removidos con escándalo. Y sólo llevamos dos semanas de gobierno, y quedan muchos nombramientos por delante. Se observa un desprecio hacia la selección en base al mérito y a la excelencia, algo que debe ser compatible con nombramientos de corte político, no algo opuesto. Quizás lo más grave en este tema ha sido la falta de autocrítica de La Moneda, expresada a través de las declaraciones de su vocero, Alvaro Elizalde, y del ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo.

Pero esto recién comienza. En una semana entrará al Congreso Nacional -probablemente para una discusión muy rápida y sin disposición real a debatir- una reforma tributaria que pretende cambiar ejes centrales del sistema tributario chileno. Subirá de forma significativa la carga tributaria neta, aumentará el impuesto de primera categoría, pasaremos de pagar impuestos sobre base retirada a pagar sobre base devengada, entre otros cambios. Recién en los últimos días el mundo empresarial ha manifestado preocupaciones por estos cambios y su potencial impacto en la inversión y el crecimiento. ¿Demasiado tarde? Para la reforma tributaria ya es tarde.

Tal vez es tarde para el debate de los impuestos, pero nunca es tarde para la defensa de las ideas. Hoy en Chile tenemos un gobierno que cuestiona el modelo de desarrollo que hemos construido, basado en la libertad individual, en un Estado subsidiario que promueve una economía social de mercado, que busca el crecimiento económico y un gasto social significativo y focalizado.

Vienen cuatro años muy difíciles para Chile donde se cuestionarán y modificarán pilares fundamentales de nuestro desarrollo. Es fundamental la promoción y la defensa de las ideas de la libertad.

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